+503 64476499 info@guiamedicasv.com

Cuando terminas con tu novia te pones triste, desconsolado y hasta irritable. Esta puede ser una reacción primitiva, ¿sabes?

Te sientes así porque tu cerebro está percibiendo una amenaza. Esta amenaza dispara emociones, instintos y reflejos de los que ni siquiera tú estás consiente.

Para comprender esta tristeza e irritabilidad, necesitamos comprender un poco cómo es que funciona nuestro cerebro.

A muchos psicólogos se nos facilita separar el cerebro en tres partes: motora, sentimental y de supervivencia.

La parte motora, o parte prefrontal, se encarga de pensar en el futuro y usar palabras, crear escenarios imaginarios; tiene pensamientos conscientes y la capacidad de «planificar el futuro y razonar las cosas». Contiene recuerdos y tiene la capacidad de pensar en problemas a un nivel complejo. Aquí tomamos decisiones intencionales sobre la dirección en la que queremos que vayan nuestras vidas. Es donde decidimos qué acciones tomar y qué acciones no tomar.

La parte sentimental, o cerebro límbico, maneja la mayoría de las emociones que sentimos, el apego, y los celos. Esta es la parte que se encarga de la supervivencia en grupo. Y tiene mucho que ver con nuestras interacciones sociales. 

Y la parte de la supervivencia es la parte de nuestro cerebro que evolucionó hace millones de millones de años y es el nivel más básico del funcionamiento de nuestro cerebro. Su trabajo es asegurarnos de que sigamos vivos. Maneja los reflejos, el hambre y las regulaciones corporales como la frecuencia cardíaca y la respiración.

Y no es que cada una de estas partes sólo se encargue de esa “función específica”. Pero estas son las partes que más se activan, en estudios de escaneos cerebrales, durante esa función específica. Y por cuestiones de didáctica se mencionan así.

Ahora, es importante que entendamos estas diferentes partes de nuestro cerebro, porque cuando éste detecta una amenaza, “apaga” los niveles de razonamiento de nuestra mente y pasa a los niveles básicos por predeterminación. Es decir, irá en orden, pasando primero por la supervivencia, y luego al apego, y las relaciones, y a no ser rechazado antes de poder pensar realmente en cómo resolver este problema en la vida.

Que nuestro cerebro se quede en estos niveles primarios cuando se siente amenazado es realmente funcional cuando se trata de amenazas físicas, pero no es muy útil cuando se trata de cosas que necesitamos pensar y planificar.

Durante miles de años, los seres humanos hemos dependido de pequeños grupos de personas, tal vez aldeas de 50 a 100 personas, para la supervivencia. Íbamos de cacería juntos y juntos criábamos a los niños, entre otras actividades. El rechazo significaba la muerte.

Entonces, cuando terminas con tu novia, se desencadena este miedo al rechazo, de ser expulsado de la aldea que era necesario para tu supervivencia, y eso provoca la respuesta tristeza, desconsuelo e irritabilidad.

Lo mismo sucede cuando te sientes estresada y sólo piensas en comer, comer, comer y comer. La parte inferior de tu cerebro siente una amenaza de supervivencia como de una hambruna. Y aumenta tus deseos de comer, como para almacenar recursos alimenticios para después.

Entonces, si constantemente estamos tomando decisiones basadas en emociones o instintos o estrés o reacciones, estamos siendo muy reactivos e impulsivos en nuestras elecciones. Estamos siendo más primitivos de lo que nos creemos.